¿Quiero mi leche?
- Dani D'Addieco
- 5 jun 2017
- 2 Min. de lectura
Cuando se tiene un bebé, todo empieza a cambiar alrededor de tu vida, físicamente, emocionalmente, mentalmente, te vuelves más consciente de ciertas cosas a las que antes no les daba la importancia debida. La nutrición es uno de los aspectos en el que se ha volcado mi interés en estos momentos, pues soy responsable de la formación de una niña, de lo que ingresa a su pequeño cuerpo y lo que realmente la va a nutrir.
No ha sido una sorpresa para mí la noticia que está circulando sobre la publicidad engañosa de los productos Pura Vida, y es un ejemplo más de que se nos pasa leer bien las etiquetas. Recuerdo durante mi embarazo, haberme fijado con más detenimiento en el yogurt de esta línea y en el etiquetado dice claramente pero con letras más pequeñas que es una bebida láctea, no yogurt, sino bebida láctea, con razón los precios de los productos también son más económicos. Así que pasé de costado y le hice adiós. ¿Cuantos productos estaremos consumiendo sin realmente saber qué son? Y eso pasa con todo, todos los productos envasados o procesados que están en el mercado.
Siempre me he vuelto loca por los dulces, ahora trato de detenerles el paso o por lo menos buscar otro tipo de opciones más saludables a las galletas y pasteles que se venden en los supermercados. Empecé a ver las etiquetas de las más conocidas galletas que toda la vida he consumido, para darme cuenta que realmente no he leído sobre lo que como, ¿creen que encontré alguna galleta de chocolate que realmente sea de chocolate?, todas llevan saborizantes artificiales y está claro en la etiqueta, Galleta con sabor a chocolate, sabor a….., y lo mismo pasa con los cereales para niños, las cajitas de jugos, los aceites, los panes embolsados etc. Recién estoy aprendiendo más sobre los valores nutricionales de los productos y lo engañosa que es la publicidad. El mercado nos engaña y nos dejamos engañar. Ahora tengo la oportunidad de aprender a comer otra vez junto con mi niña y tratar de eliminar patrones de consumo poco saludables que aprendí a lo largo de mi vida. Hay un largo camino, pero entendí que no es la dieta, no son los kilos de más, sino como nutro a mi familia y que estilo de vida quiero tener.
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